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Brigitte
Es muy cierta mi escasa afición a la
TV porque es un medio que me produce un aburrimiento total en programación de
horarios normales, y un sueño irremediable cuando me dispongo a seguir algunas
películas o series interesantes en horas apropiadas para estar en la cama. Pero
aún así, de vez en cuando me siento frente a la pantalla y suele acompañarme la
suerte cuando navego con el mando a distancia. Una de esas veces he visto un
reportaje que me hizo concentrarme en detalles que allí se mostraban; informaba
de la visita que realizaban a un centro de acogida de animales en París, dos
figuras francesas legendarias: JHONNY HALLIDAY y BRIGITTE BARDOT. Son dos
personajes que por distintas razones han gozado de mi admiración, pese a que
los momentos culminantes de sus respectivas carreras artísticas fueron
anteriores a mi generación. Iban cogidos
de la mano como dos adolescentes y sus caras, sus cabellos, sus miradas
lánguidas, delataban el imperturbable paso de los años; claro, ella ha cumplido
79 y él pienso que estará cerca de los 75. Más o menos. Ambos cosecharon éxitos
internacionales en los años 60 y 70 y coincide que fueron objeto de múltiples
polémicas por su vida social y privada jalonada de escándalos de todo tipo, entre
los que se incluyen varios intentos de suicidio.
Jhonny Halliday fue en Francia la
máxima expresión del “twist” y del “rock and roll” y por méritos propios se
convirtió en ídolo de la juventud francesa, necesitada de proclamas de
libertad, de protestas y de rebeliones estudiantiles. Han pasado a la historia
sus conciertos en el Olympia de París, como actos multitudinarios que
consiguieron las cotas más altas de asistencia de público en espectáculos de
este tipo en Francia. BRIGITTE BARDOTT es una mujer irrepetible por múltiples
razones, sobre todo en virtud de su cuerpo estructural, mirada expresiva, ojos
chispeantes, belleza de ensueño y carácter rebelde, reivindicativo de la
libertad femenina en todos los órdenes. Su biografía es densa en datos
asombrosos para su época, para aquellos momentos en los que la primacía del
sexo “fuerte” aplastaba cualquier éxito en la ruptura de hitos sociales que
encorsetaban a la mujer en un segundo plano. Con 15 años de edad y con la
oposición de sus padres, vivía un apasionado romance sentimental con el
director de cine Roger Vadim, quien la convertiría en mito mundial por el papel
principal que le otorgó en varias películas de su producción. Yo recuerdo haber
visto alguna de ellas, al menos dos, y me quedó grabado el magnetismo que
transmitía a los espectadores esta especie de diosa escénica, capaz de atontar
a cualquier hombre con sus extraordinarias dotes de seducción. Se decía de ella
que sus gestos llenos de sensualidad parecían buscar la complicidad del
espectador en todas sus atrevidas picardías habilidosamente puestas en escena. La
práctica se encargó de demostrar la eficacia de las cualidades innatas de
Brigitte. Cuando contaba con 45 años de edad y ya retirada del cine, la prensa
francesa contabilizaba de forma nominal sus más de 42 amantes que se repartían
entre cantantes famosos (Gilbert Becaud), músicos (Sacha Distel), actores
(Jacques Charrier, Trintignant, Sami Frey), políticos, deportistas, hombres de
negocios…. Está escrito que su cuerpo ha sido fotografiado más de 60.000 veces
en pases de modelos, ensayos y reclamos publicitarios de las 62 películas que
componen su filmografía. Brigitte fue pionera de los movimientos de libertad
femenina en los años 60, rompiendo todos los moldes de la ya de por sí avanzada
sociedad francesa, en aquel momento. Nos podemos imaginar los comentarios de
las clases conservadoras cuando esta mujer salía desnuda en diversas escenas
con alto contenido erótico, tras criticar efusivamente la hipocresía social
reinante y el anclaje prehistórico de los preceptos religiosos que mangoneaban
cualquier reivindicación ciudadana.
Pero el éxito profesional y la
intensa vida sentimental acabaron pronto para esta descomunal figura. Tanto así
que con escasos 50 años tuvo diversos intentos de suicidio por la extrema soledad
y falta de afecto en que se vio inmersa. Buscó cobijo en la compañía de
animales, convirtiendo su casa en una especie de granja donde convivían con la
Diva, perros, gatos, caballos, cabras y otras muchas especies que ella misma
recogía de la vía pública cuando detectaba su abandono.
Brigitte fue todo un “sex-simbol”
para la generación de nuestros padres, representando la belleza, el carácter,
la sensualidad, el éxito y el fracaso de una persona humana que todos podemos
admirar hoy a través de la numerosa documentación gráfica que está en las
vitrinas de cualquier filmoteca. A mi me ha parecido una mujer estupenda y
pienso que es una cualidad en la que muy pocos estarán en desacuerdo. Para
redondear el comentario, también es cierto que su vida ha sido un calamitoso
espectáculo que debemos tomar como clara referencia de las penurias de una vida
marcada por el desorden y la lujuria. Todavía hoy atesora un estilo
inconfundible de persona única, aunque las arrugas de su rostro pretendan
esconder alguno de sus pecados…. Os invito a que veáis la película “LADRONES AL
CLARO DE LUNA”, cuando la estrella de Brigitte alcanzaba el máximo esplendor.
En dos establecimientos de venta y alquiler de vídeos de San Sebastián he
preguntado y no tenían. Pero seguiré buscando. Y termino; ver el rostro juvenil
de este mito viviente y ver esa misma imagen, ahora, es una clara invitación a
que reflexionemos sobre la belleza; algo sí que cambia con el paso de los años…
Aurelio
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