sábado, 14 de septiembre de 2013

CHARRAN

CHARRAN

Yo creo que esta palabra está entroncada en el BABLE y el uso que de ella hacemos los asturianos, no tiene similitud en cuanto a significado, a otras acepciones que existen en la lengua castellana. En la Cuenca del Nalón siempre fue utilizada con mucha frecuencia y con tal vocablo definíamos a la persona que era un “bocazas” y que ante su presencia, convenía ser muy prudentes en hacer comentarios o hacer críticas de alguien, ya que el CHARRAN se iría de la lengua y podría meternos en jaleos inesperados.
He comprobado que en otros puntos de España, poco o nada saben de este significado, hasta el punto de que en varias ocasiones que pronuncié en algún corro o tertulia eso de “charrán” (de forma espontánea), se veían caras interrogantes que no sabían lo que quería decir con ese nombre. Creo que hoy ya perdí la costumbre que antes tenía y procuro que no se me escape ni “charrán”, ni “babayu”, ni “patosu”, ni “asgaya”, ni “guaje”, etc., etc. 
CHARRAN también es el nombre de un pájaro que vive en los Polos o zonas heladas de la tierra. Tiene un record que debe asombrar a cualquier mente humana y yo creo que solo confiando en la seriedad de las investigaciones científicas, podemos dar por sentado que es cierta su aventura anual.
He copiado un artículo publicado por EL PAIS hace algunas fechas, donde se citan datos que pueden asombrar. 
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El charrán ártico es un pájaro que ha desconcertado a los científicos. Por primera vez investigadores de Groenlandia, Reino Unido, EE UU e Islandia han conseguido seguir con un geolocalizador el viaje de ida y vuelta anual entre Groenlandia y la Antártida, que supone la mayor migración conocida de un animal. Cada año, estos animales vuelan unos 71.000 kilómetros de Groenlandia al mar de Seawell, lo que supone que en su vida hace el equivalente a tres viajes de ida y vuela a la luna, ya que hay ejemplares conocidos con hasta 34 años.

Carsten Egevang, del Instituto de Recursos Naturales y principal autor del estudio que hoy publica la revista PNAS, resume por teléfono: "Los resultados nos han sorprendido. Ya se sabía que migraba de un polo a otro pero la forma en la que lo hace es sorprendente. Es un viaje increíble para un ave tan pequeña".

Los investigadores colocaron un diminuto aparatado, de 1,4 gramos, sobre una serie de ejemplares. Este instrumento da la posición de los animales dos veces al día y permite seguimientos mucho más precisos que el tradicional método del anillamiento (una argolla en la pata del ave marca de dónde ha salido y si algún ornitólogo la encuentra informa sobre dónde ha aparecido). "El aparato no afecta al vuelo del ave y probamos antes que no tenía efectos adversos", explica Egevang.

Los científicos comprobaron que, a finales de agosto, tras la época de cría, los animales comenzaban su viaje al sur."Pensábamos que viajarían lo más rápido posible, pero hemos descubierto que paran un mes en una zona al norte de las Azores, probablemente para aprovechar el alimento". El charrán ártico, del que se cree que existen más de un millón de parejas, se alimenta de pequeños peces.

Después sigue su rumbo al sur y, para sorpresa de los investigadores, la población se divide: un grupo viaja por África y otro por Suramérica. A la Antártida llega generalmente en diciembre, entre tres y cuatro meses después de haber salido de Groenlandia. Allí permanece unos cuatro meses y realiza el viaje de vuelta. Aquí los científicos hallaron que la ruta era distinta, ya que hace un giro sobre el océano Atlántico: "Buscan tener viento de cola. Tiene sentido por los vientos dominantes que al volar hacia el sur gire en un sentido y al ir hacia el norte en el contrario", añade Egevang. La vuelta la realizan mucho más rápido que el viaje hacia el sur, como señala Egevang: "Cada día pueden viajar más de 700 kilómetros sin dormir, por lo que lo realizan en sólo dos meses".

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